viernes, marzo 29, 2024
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Tener una visión global para ejecutar acciones funcionales. Retos de interim manager en un panorama global agitado, con Manager in Motion

En el refranero popular hay una expresión con origen histórico, pero que todos entienden: “Siempre te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena”.

Esta expresión alude a que la naturaleza humana tiende, muchas veces, a relajarse en lugar de prever lo peor o permanecer vigilante. Y alertar, planificar y estar prevenidos ante el futuro inminente es algo imprescindible en cualquier empresa.

Esta obviedad cobra especial fuerza en el entorno económico actual y ante las previsiones, tanto numéricas como de tendencias globales, que se ciernen sobre las personas.

Las empresas, y especialmente las personas que las dirigen, tienen la obligación de asegurar el presente (corto plazo), pero sin dejar de mirar al futuro (medio y largo).

Muchas veces, al margen del sector y de la situación puntual o coyuntural del mismo, ligada a la marcha de la economía y a tendencias de consumo personal o industrial, los directivos y/o propietarios toman decisiones. Pueden ser tácticas, quirúrgicas y puntuales, y pueden ser golpes de timón de un rumbo que no siempre se ha planificado, o no se ha trazado bien, como comentan los expertos de Manager in Motion.

Es en estos momentos de profundo cambio y replanteamiento a nivel mundial, y centrado en el entorno concreto y poniendo el foco en el campo de visión más próximo y cercano, cuando una ayuda externa, con una duración determinada, con unos objetivos concretos y con la rapidez necesaria para proyectar la empresa al futuro, cobra mayor relevancia. Esa ayuda externa se llama interim management.

¿Qué hace un interim manager? La respuesta es sencilla: lidera un equipo y los acompaña en concretar resultados en un tiempo determinado.

Además, este tipo de profesional tiene la capacidad de trabajar de manera autónoma, o con poca o ninguna supervisión, y pone su foco en la tarea diaria para conseguir los objetivos que desea la empresa en ese momento. Puede actuar de manera puntual, mentorizando y acompañando a los profesionales con los que interactúa e, incluso, si se incorpora una persona en el puesto que ocupa el interim manager, puede ayudar en el proceso de incorporación y transición.

La gran diferencia con un consultor, que suele ofrecer asesoramiento, consejos o informes, es que un interim manager, además de asesorar, ejecuta las acciones necesarias para alcanzar los resultados fijados en el proyecto.

El principio de incertidumbre demuestra, a su vez, un hecho evidente: las personas influyen en la situación. Al fin y al cabo, la vacilación es la convicción de que muchas de las cosas que rodean no son previsibles. Es decir, escapan al control o más aún, las personas las alteran con observarlas.

Lidiar con la incertidumbre siempre ha sido necesario, pero ahora es imprescindible tenerla en cuenta tanto a corto como a medio y largo plazo, elaborando planes de contingencia y teniendo preparadas respuestas ágiles e inmediatas a todos los niveles.

¿Es todo esto responsabilidad de un interim manager? ¿Puede influir en una organización? La verdad es que sí y no, en el sentido de que un buen profesional debe ser capaz de condensar su experiencia en un área concreta de la actividad empresarial (comercial, marketing, finanzas, operaciones, recursos humanos o, en muchos casos, dirección general o apoyo a la propiedad). No debe perder de vista el tsunami en el que se está inmerso y en las perspectivas inmediatas en el mundo empresarial.

En definitiva: Visión global, acción funcional.

Un buen interim manager debe cumplir su misión en el tiempo estipulado, manejando las palancas necesarias y moviendo los resortes adecuados en la organización que lo contrata. Sin olvidar que debe acompañar al equipo humano de la empresa que, una vez finalice su misión, deberá seguir remando hacia ese futuro incierto y complicado, pero apasionante, sin duda.

En proyectos comerciales de interim management, donde el impacto es medible y los resultados más cuantificables a todos los niveles, cobra especial relevancia esta figura. Con amplia experiencia, dirigiendo equipos comerciales, con responsabilidad sobre grandes cuentas, planificando los objetivos y recursos para la obtención de resultados y lidiando con el día a día del área comercial sin descuidar el futuro posterior al ejercicio en curso (estrategia comercial), un buen interim manager es un apoyo fundamental.

Cuando se requiere una acción por lanzamiento de productos o servicios, apertura de mercados (nacionales e internacionales), potenciación de la red y la estructura comerciales a todos los niveles, reorganización, asistencia técnica para las unidades de negocio o incluso diseño e implementación de la estrategia comercial, un interim manager puede ser el vector para conseguirlo con eficiencia.

En momentos de desarrollo del negocio mediante búsqueda de oportunidades y acuerdos estratégicos a medio y largo plazo y en el acompañamiento en negociaciones de alto nivel con los clientes clave de la empresa, es muy importante asegurar un desarrollo sostenible.

Con la incorporación de un interim manager, la empresa envía un mensaje muy obvio a la organización: hay una apuesta firme y un fuerte compromiso para evolucionar, cambiar y mejorar. Esta incorporación marca una prioridad clara y con un plazo fijado, potencia que la gente se involucre y es un empuje de alta velocidad para la transformación y cambio requeridos.

En los próximos años, se asistirá a un imparable ascenso de la incorporación de estos profesionales a empresas de todo tipo y condición, ya que es una opción muy interesante, flexible, efectiva, rápida, profesional y, en muchos sentidos, muy rentable.

Autor: Ramón Caro, Talento Asociado de Manager in Motion. Interim manager con experiencia en implementación de cambios estratégicos en empresas y en liderar procesos de desarrollo de negocio y de expansión comercial.

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