viernes, abril 26, 2024
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Desde la pandemia se ha disparado el número de personas afectadas por ansiedad y depresión. ¿Existen otras herramientas que ayuden?

Antes de la llegada del Covid, se estimaba que alrededor del 10% de los niños y el 20% de los adolescentes sufrían de depresión o ansiedad, según la asociación española de pediatría. Durante la pandemia, estas cifras se han incrementado significativamente, llegando al 47% en 2022.

En el caso de los adultos, también se ha observado un aumento de casi el 40% en los casos de ansiedad después de 2020 y 2021.

Muchas personas buscan la ayuda de profesionales de la psicología y la psiquiatría para tratar estos trastornos. Sin embargo, cada vez más personas están recurriendo a otros profesionales relacionados con el crecimiento personal y el autoconocimiento.

Uno de estos profesionales es Emilio Calvo, experto en coaching y crecimiento personal, que ha presenciado este aumento en la demanda de sus servicios. Antes de abril de 2020, alrededor de 4,000 personas asistían a sus talleres o conferencias anualmente. Solo entre mayo y septiembre de ese mismo año, tuvieron el mismo número de participantes, adaptando los talleres al formato en línea.

¿Realmente estas herramientas pueden ayudar de la misma manera que una terapia tradicional a una persona que está experimentando ansiedad o depresión?

La psicología y la psiquiatría son herramientas valiosas para tratar estos trastornos y los profesionales en estas áreas ayudan diariamente a miles de pacientes. Sin embargo, en la era de la información, se ha demostrado que otras herramientas prácticas pueden obtener resultados rápidos en personas que experimentan episodios de ansiedad o estados emocionales de tristeza y apatía, también conocidos como depresión. Aunque existen diferentes opiniones y enfoques en la comunidad profesional, los resultados son los que validan la efectividad de las técnicas. Desde 2017, he podido ayudar a casi 15,000 personas, y aproximadamente el 20% de ellas venían con este tipo de problemas, incluyendo aquellos que habían estado en tratamientos durante años. Si casi 3,000 personas comparten sus resultados positivos, considero que es un número lo suficientemente significativo para afirmar que estas herramientas funcionan.

¿Cómo puede una persona con ansiedad o depresión superar estos trastornos a través del desarrollo personal?

Aproximadamente el 30% de la población mundial, que incluye a estas personas, vive en el mismo mundo y se enfrenta a las mismas circunstancias diarias que el otro 70%. Sin embargo, la forma en que procesan mentalmente estas circunstancias es radicalmente diferente. Por ejemplo, dos padres de familia que enfrentan las mismas circunstancias, como perder su empleo el mismo día, pueden reaccionar de manera completamente distinta. Uno de ellos puede entrar en depresión o ansiedad debido a los pensamientos negativos que surgen en su mente, mientras que el otro ve la situación como una oportunidad de cambio y mejora. Está claro que la persona que puede tomar decisiones más acertadas es la segunda. Cuando descubres que puedes cambiar tu forma de interpretar lo que estás experimentando, tus emociones, decisiones y resultados cambian.

¿Por qué algunas personas interpretamos las situaciones de una manera y otras de otra?

La razón es bastante simple. Gran parte de nuestra programación mental es inconsciente. No la controlamos ni la conocemos por completo. Esta programación se estableció en su mayoría antes de los 7 años, aunque incluso hasta los 30 años seguimos programándonos. Por ejemplo, si de niño presenciaste cómo tu padre afrontaba los problemas con alegría y seguridad, compartía sus experiencias contigo y te brindaba su cariño, tendrás una forma de ver los problemas en tu vida. Pero si tu padre, ante los mismos problemas, se hundía, desahogaba su frustración con la familia o se aislaba, tú los experimentarás de manera diferente. Este es solo un ejemplo básico, ya que a veces imitamos a nuestros padres y a veces hacemos lo contrario. Cada caso debe ser analizado individualmente. Sin embargo, la constante es que nuestras acciones son inconscientes y están influenciadas por emociones que ni siquiera sabemos que nos guían.

¿Simplemente al descubrir el origen de estas emociones las personas superan la ansiedad o la depresión?

No, eso es solo el primer paso para empezar a comprenderse a uno mismo. El siguiente paso es reconocer los desencadenantes de esos momentos de crisis, ya sean de ansiedad o depresión. Es importante aprender a identificar y nombrar los pensamientos que generan estas emociones. Luego, se aplican varias herramientas prácticas que ayudan a reducir la intensidad de esos desencadenantes. En resumen, es un entrenamiento mental. Las circunstancias que antes provocaban una crisis seguirán existiendo, pero lo que cambia es cómo las afrontamos en nuestra mente, lo que evita que entremos en estados emocionales incontrolables.

¿Estas técnicas pueden reemplazar el uso de medicamentos comúnmente recetados?

No hay una respuesta fácil para esta pregunta. Hay casos en los que se requiere la ayuda y dirección de un médico psiquiatra y el uso de medicamentos, y ahí no podemos intervenir. Sin embargo, puedo asegurarte que, en todos estos años, solo me he encontrado con dos personas en esa situación extrema. Creo que la gran mayoría de las personas que experimentan estrés, ansiedad o depresión están pagando el precio de vivir en una sociedad obsesionada con la inmediatez. ¿Me siento triste? ¿No puedo lidiar con la pérdida de mi padre o el abandono de mi pareja? Voy al médico, me diagnostican depresión y me recetan ansiolíticos… Esto ocurre a diario en las consultas médicas de atención primaria y es algo preocupante. Nuestro cuerpo genera sustancias como el cortisol o la adrenalina porque nuestra mente ha interpretado una situación como una amenaza. Puedo tomar medicamentos que contrarresten estas sustancias, como los ansiolíticos o los tranquilizantes, pero cuando su efecto desaparece, si no hemos entrenado nuestra mente para enfrentar la situación de manera diferente, volveremos a sentirnos igual. Afortunadamente, cada vez más médicos e incluso instituciones están tomando conciencia del abuso de estos medicamentos y están educando a los profesionales para que no los receten tan a la ligera. Por ejemplo, el año pasado, la Junta de Andalucía publicó una guía para concienciar a los profesionales y a los pacientes de que es posible superar la ansiedad y la depresión sin depender tanto de los fármacos. El problema radica en el negocio que existe detrás de estos medicamentos, y prefiero no entrar en ese tema.

Siguiendo esa línea de pensamiento, surge la pregunta de cómo una persona puede cambiar su interpretación de lo que está experimentando para evitar la generación de cortisol y evitar caer en la depresión o la ansiedad.

Existen muchas herramientas disponibles, como la meditación, la respiración, técnicas como el yoga o el mindfulness, entre otras. En mi caso, utilizo dinámicas de alto impacto emocional, ya que he experimentado de primera mano cómo pueden generar un cambio inmediato y duradero. Me gusta obtener resultados rápidos. Permíteme compartirte un ejemplo. Imagina a una persona que, debido a su programación inconsciente, se bloquea o comienza a preocuparse por todo lo que podría salir mal al tomar decisiones. Aunque sabe que existe la posibilidad de que las cosas salgan bien o mal, no puede apartar el miedo de su mente. Ese famoso “¿y si?” que genera tanta ansiedad. El primer paso es identificar que el momento de tomar decisiones es uno de los desencadenantes que llevan a la persona a experimentar ansiedad. Ayudo a la persona a descubrir qué patrón está repitiendo y qué beneficio inconsciente cree que obtiene de él. Luego le hago consciente del perjuicio que esto le causa en su vida y lo someto a una dinámica que genera una emoción intensa si logra dejar el miedo atrás. En ese momento, se crea una nueva conexión neuronal en su mente que perdura para siempre. Podríamos decir que ha reemplazado el miedo por confianza y la inseguridad por fortaleza mental.

Puede sonar simple, casi como magia…

No es magia, es simple pero efectivo. Ahí están los resultados y los testimonios. Nuestro comportamiento está más relacionado con cómo procesamos la información desde el inconsciente que con nuestra inteligencia o sentido común. Cuando conocemos nuestra programación inconsciente y modificamos las partes que no nos sirven para la vida que deseamos, es cuando realmente tomamos el control de nuestra vida y dejamos de vivir en piloto automático. La ansiedad se desencadena cuando no somos capaces de apartar de nuestra mente los pensamientos negativos relacionados con el futuro. Sin embargo, crear pensamientos más positivos está en nuestras manos. Desafortunadamente, no es algo que se enseñe en las escuelas, pero se puede aprender y entrenar.

¿Cuánto tiempo requiere una persona para aprender a generar estos cambios en su forma de pensar y sentir?

Eso depende de la técnica utilizada. Como mencioné anteriormente, utilizo programación neurolingüística (PNL) y dinámicas de alto impacto emocional para lograr cambios inmediatos. En menos de una hora, una persona puede cambiar una creencia que le genera ansiedad al enfrentar una situación, como subir a un escenario o tomar un avión. No se necesita un proceso largo. Para cambios más profundos, que abarquen toda la programación inconsciente, como transformaciones completas, se requiere un fin de semana en un evento de inmersión total, como el programa Activa tu Vida que realizo una vez al año en España. Durante esta experiencia de tres días, las personas logran dejar atrás miedos, bloqueos, patrones mentales, incluso adicciones. Las personas experimentan un cambio total en todos los aspectos de su vida.

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